Hoy por hoy, la injusticia que acompaña al capitalismo desde su nacimiento se hace patente en la vida de nuestros países. Cada día se hace más palpable la descomposición de nuestras sociedades.
En lo internacional, una ola de capital supranacional, que no tiene compromisos con ninguna nación ni sociedad, que penetra y se apodera de las bolsas de valores, del tráfico monetario y los organismos financieros internacionales; junto con el poder trasnacional de las corporaciones planetarias que, con cientos de filiales en el mundo, se apoderan de los espacios productivos de las naciones y bloquean su propio desarrollo.
Hoy por hoy, no puede justificarse la miseria con la “libertad” o con la prometida oportunidad de empleos; igual que no puede justificarse el dominio imperial sobre los pueblos con la bandera de la “democracia en la representación”, impuesta según los modelos norteamericano y europeo.
Nuestros pueblos, desde hace décadas, se debaten en luchas para resolver sus carencias inmediatas, aunque los sistemas les cobren envileciendo sus vidas. A cambio de mitigar el hambre, los obligan a someter su conciencia, su comportamiento y su vida ideológica y política a los dictados del capital, aunque la mitad de la población carezca de lo más necesario.
En una palabra, una lucha de desgaste, sin perspectiva histórica y sin salida, que siempre hereda a la siguiente generación la responsabilidad de cambiar el mundo y de construir uno a la medida de la libertad, la justicia y la dignidad humanas.
Este es el contexto donde nace el periódico “Socialismo Nuevo”, un espacio abierto a la comunicación y la expresión. Su finalidad es contribuir a formar la conciencia colectiva, dando consistencia y profundidad a la conciencia espontánea que surge en la sociedad como una protesta contra la injusticia. Nace a instancias de un pequeño núcleo ciudadano que ha constituido el Consejo Popular de dicho nombre.
Su contenido puede sintetizarse en lo siguiente: es un análisis de la vida nacional e internacional, a la luz de las tesis que la corriente ideológica-política del socialismo nuevo ha ido elaborando en los años recientes. Y las tres tesis principales de esta corriente son: la liberación ideológica, organizativa y política de los trabajadores, la conquista de la soberanía nacional y la fundación de la soberanía del pueblo.
Al difundir los planteamientos del socialismo nuevo, distinto al socialismo de control que se estableció en los países socialistas, se responde a una necesidad histórica impostergable: organizar el saber, la conciencia y la ideología de los trabajadores, que son la promesa del mundo nuevo. Con ello, nuevos conceptos, nuevos enfoques, nuevos términos, darán luz sobre los problemas de nuestros países. Ya será la fuerza organizada de la sociedad, sin suplantaciones partidarias, estatales o de cúpulas empresariales, la que decida sobre las perspectivas del cambio histórico futuro.
Naturalmente, el trabajo que se realice sobre la organización de la conciencia redundará en una conciencia de la organización; pues la conciencia de la liberación del trabajo, si bien puede partir de las bases que los pensadores y los movimientos anteriores han plasmado, siempre es nueva, dado que las situaciones así lo son. En cada caso, cada generación de trabajadores tiene que dar sus propias respuestas a los problemas que en su tiempo la vida le propone.
Trabajo que no puede hacer si no se organiza de manera autónoma, pues la verdad de todo esto es que ”la liberación de clase obrera será obra de la clase obrera misma”. Así como nadie puede vivir por otro y nadie puede conceder una libertad, pues ésta es vida que se constituye con autonomía, la historia se conquista con la propia organización de la fuerza, la vida y la acción de los trabajadores.
Las tesis de este periódico, por supuesto, no se confunden con las izquierdas comunes ni con las del socialismo anterior que llamamos “socialismo de control”, debido a que en él la vida de la sociedad fue subordinada a los dictados del partido y del estado, impidiendo la propia gestión de sus asuntos y la propia definición de sus fines.
El socialismo nuevo, del cual se exponen algunas de sus tesis en otra parte de este número, al contrario, busca la constitución de una sociedad socialista obrerista, moderna, humanista y democrática.
Lo cual significa que en el socialismo nuevo: 1) los trabajadores y la sociedad en general tendrán ingerencia y participación en todas las instancias de la vida bajo el principio de la autogestión; 2) que se aprovecharán los avances de la tecnología y la ciencia para liberar al trabajador del tráfago laboral y así generar nuevas formas de vida; 3) que el fin de todo será el ser humano, el engrandecimiento de su vida personal, pública y civil, del espíritu y la sensibilidad; y 4) la democracia será un modo de vida y la forma de solución de los problemas y conflictos en una sociedad racional liberada de la alienación y la manipulación.
Este órgano periodístico se aparta de la fabricación de la conciencia por la industria de la cultura, por los medios de comunicación y las organizaciones de control. Expondrá las cosas con nuevos términos, conceptos e ideas, precisos y orientados a organizar las batallas de largo alcance. No para explotar las pequeñas demandas, conseguir clientela política ni entrar en la competencia por un poder que ha significado corrupción, explotación y desigualdad. Sobre todo, buscando dos objetivos: no engañar al lector con falsas perspectivas o análisis superficiales; y considerarlo con respeto, como un ciudadano capaz de pensar, de criticar y de tener su propio punto de vista, sin entregarle textos digeridos y sin sustancia.
Su acción se orienta a la apertura de nuevas perspectivas en los movimientos que surgen en la vida del pueblo mexicano. Saliendo de las rutinas que buscan pequeñas ventajas económicas, de los movimientos que concentran su hacer en sus intereses grupales o gremiales, y que obedecen al provecho de sus líderes y sus cotos de poder.
No va a repetir las consignas, los panfletos, los volantes, las pancartas, como signos manipulatorios que suplantan al amplio y rico pensamiento que anida en la mente de cada ciudadano y de cada trabajador. Eso es empobrecer su conciencia y negarle su propia autodeterminación, como si fuese un pueblo que necesita tutores, caciques y muletas para caminar.
Al contrario, el Socialismo Nuevo considera que el mexicano es un pueblo deseoso de aprender a guiarse por sí mismo, de encontrar sus propios fines y asumir su propia responsabilidad. No dirá, pues, lo que todos dicen, ni repetirá lo que espontáneamente surge en los mismos conflictos.
Y no bastará la denuncia, la impugnación y la “crítica”, sino que se orientará a abrir los escenarios de la organización de los trabajadores en un partido propio, consciente de sus intereses, de su capacidad y de su destino como portador de la fuerza que la humanidad espera para liberarse.